Muerte del hijo

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Virginia relata cómo huyó de las masacres junto a sus hijos. También relata la muerte de su hijo de nueve años, y como no pudo enterrarlo.

Testimoniante:

Transcription

Me vine de vuelta para Patamera, se habían tomado los guerrilleros Patamera. Allí duramos un año en Patamera, después llegó el otro operativo y nos sacaron, ya iban unos jefes de la guerrilla y nos sacaron y nos dieron aquí por el rumbo de La Montañona que le dicen, pero cuando nosotros el grupo que iban quisimos pasarnos para el otro lado de La Montañona ya estaba el cerco de militares que ya no los pudimos pasar, fue imposible, mejor nos dieron de regreso para acá. Entonces, yo, en ese tiempo, cargaba a uno de mis hijos, fue el que dejé botado allá por El Conacaste porque ése ya quedó que yo no sé si lo enterraron o no lo enterraron porque él tenía nueve años y como él había estado en el hospital, pero de Honduras, porque uno de Honduras, de aquí del lado de La Virtud, como hijo de ellos me lo agarraron en la guerra para tenerlo en el hospital porque de una caída cuando íbamos corriendo se cayó de una puerta alta y fue a pegar con una piedra aquí y entonces él de allí fue una gravedad y gravedad que se le moradeó todito el estómago. Cuando yo iba a verlo allá, porque los guerrilleros me lo agarraron porque un jefe de la guerrilla me dijo: "usted ya no puede con tanto niño, verdad." "Yo ya no puedo," le dije yo, "pero se lo aseguro que mejor me rindo con los soldados que me maten a mí y a mis hijos, pero, no lo dejo," le dije yo. Entonces ellos me lo agarraron y lo metieron al mando de los guerrilleros. Pero cuando ellos me avisaron que lo fuera a ver estaba bien grave porque ya tenía bien morado todito el estómago del golpe que había resistido con una piedra. Entonces, me vine siempre para donde ellos estaba porque estaba allí por rumbo de un lugar que le decían Los López, ahí por lado de Nombre de Jesús, ahí nos tenían en un monte. Después me hablaron, me dijeron que fuera como a los ocho días. Volví a ir. Yo que entro donde lo tenían allí, porque estaban unas sanitarias y allí montón de guerrilleros y me dijeron: "mire, su hijo está bien grave. Su hijo, ya hicimos lo que pudimos, qué podemos hacer? sólo la hemos llamado para que lo venga a ver porque él está bien grave." Yo entré a verlo a él, él sólo me dijo: "mama, yo ya no voy a andar con usted, yo ya no voy a ver un cambio de la guerra. Váyase y cuide a mis hermanos porque mis hermanos lo van a ver, y usted, pero yo ya no lo voy a ver porque yo estoy bien grave, no aguanto, yo ya no aguanto el dolor que yo siento por dentro." Tenía todo esto morado, hinchado ya todo él. Entonces, me salí ya yo y me dijo cuando iba para afuera: "pero no llore por mí, por yo no llore. Pero cuídese," me dijo ¡Nombre! si sólo había salido así me dijo el jefe de la guerrilla "váyase inmediatamente porque vienen los soldados y la van a hallar aquí." "¿Y cómo van a hacer con él?" "Nosotros vamos a ver cómo hacemos." Nombre como a las ocho de la noche me estaban hablando que ya se había muerto. Y le digo yo “¿y puedo ir yo a ver cómo van a hacer con él?” “No, me dijo, está tomado aquí,pero le aseguro que se lo vamos a enterrar.” De allí para allá perdí la comunicación con ellos, no sé si lo enterraron o lo dejarlo allí. Pero yo no sé adónde quedó ese bicho, nueve años tenía. Sí.