Torturado en Honduras

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Edwin describe los días en que estuvo detenido y fue torturado en Honduras.

Testimoniante:

Transcription

Humm fue, en mes de octubre fue que fue, del 89, donde bien me recuerdo, donde habían dos camionetas, unas Toyota Land Cruiser pintadas de verde, moteadas como le dicen en el ejército, se me atravesaron una adelante, la otra atrás y me dijeron: "mirá para el camión ahí", bueno a mi antes siempre me registraban el camión, me ponían aparatos y todo pero nunca, y esa vez se fueron directo a donde los compartimentos donde yo traía, osea que ya era cosa que habían informado alguien, y fue donde comenzó un calvario para mí. En ese momento me dijeron: "mirá te vamos a matar, hoy te vas a morir, al fin caíste" bueno, me vendaron, me amarraron los pies, las manos y me sacaron de la calle, esperaron que se hiciera más tarde.
Conmigo venían tres personas más, uno que si trabajaba conmigo, otro un estudiante, era colaborador, los papas eran colaboradores y otro muchacho que vive acá, un señor se llama Teodoso, el también vivía en suelo hondureño, pero estaba bien metido en el movimiento revolucionario, entonces empezaron a interrogarme desde ese momento:
—Y estos que andan con vos —me dice— ¿son también guerrilleros?
—No, yo no los conozco, ¡a estos yo les he dado ride y me van pagando!
Yo lo decía fuerte para que ellos también oyeran y dijeran lo mismo, al menos dije yo, si a mí me dejan, pero que ellos se vayan, pues de ahí ya a las 5 de la tarde me tiraron en el camión, me tiraron boca abajo y le dijo uno al otro: "mirá este, ponele dos quintales de azúcar sobre la espalda y vos te subís mas encima ¡y lo llevas del pelo, agarrado!". Bueno llego un momento en que no sentía nada, sentía que el cuerpo ya no era mío porque se me había dormido todo lo que era la columna y ya ni podía mover los pies. Yo sentí que pasamos las partes que yo ya conocía, luego sentí un desvío que era donde la base de ellos, de las fuerzas territoriales, ya me bajaron y dijeron:
—Bueno hoy te vamos a matar.
—Ta bueno —les dije yo—, está en sus manos, ustedes van a hacer lo que quieren.
Ya me quitaron la ropa, solo me dejaron el calzoncillo y comenzaron a ponerme toques eléctricos, me golpeaban y me interrogaban y yo seguía diciendo lo mismo, que a los otros acompañantes yo no los conocía, entonces me sacaban… como yo me hice cargo de todo verdad, ante el ejército, a mi me interrogaban y me torturaban cada media hora, me metieron a un vagón de furgón, que bien recuerdo que por la noche me mordían hasta los ratones y en el día aquel calor ahí porque el solazo.
Pase cuatro días que no me dieron ni agua ni comida, porque la llevaba y la botaban, el que la llevaba botaba el agua y la comida, no me la daba, durante esos 4 días sabía uno… yo antes había recibido un curso sobre interrogatorio, y me dijeron: "mirá, una vez caes, hay uno bueno y uno malo" y yo mentalmente estaba preparado para eso, siempre había uno:
—Mirá, ¿vos tenés familia?
—Sí, tengo familia.
—Si querés, colaborá con nosotros, te vamos a sacar a tu familia y todo eso.
—Pues si, ya saben lo que les he dicho —le dije yo— más no les puedo decir, si les miento, me golpean, y aunque me estén golpeando, más no les puedo decir.
Y al momento llegaba el que daba malo:
—A matarte vengo hijuetantas, y te voy a hacer… te voy a matar a mordidas.
Por lo cual, si me agarraba a mordidas me mordía las orejas, cuando sentía que echaba sangre, solo escupía nada mas, bueno dije yo… que hagan lo que quieran, de todos modos no tengo nada, hasta los cuatro días fue que llegó un oficial, yo consideré que una persona más… no tan malvada.
—¿No le han traído comida?— me dijo—.
—Como no —le dije— lo que pasa es que Fulano les ha estado botando la comida.
Y fue cuando el por primera vez me dio, "tomá, tomá agua" —me dijo— me regaló agua, y yo no aguantaba tragar, porque como sin tomar agua cuatro días y sin comer, y al cuarto día si ya… como yo tenía documentación hondureña, y me preguntaban:
—¿Y vos de dónde sos?
—Soy de San Pedro Sula.
Tu papá es Fulano de Tal, tu mamá… abuelos…
Durante los cuatro días permanecí con la misma historia y me preguntaron una vez mirá, al cuarto día en la noche, que bien escuchaba que había un gringo porque hablaba en inglés, y otro le traducía, y le dijo: "a pues no, preguntale si toma", "no, no tomo" le dije yo así, "ah, esta bueno me dijo", llegaron más noche, yo digo que eran las diez porque otro le pregunto: "que horas tenés", "las diez de la noche" le dijo, y me preguntó uno:
—Mirá —me dijo el bueno vea— aquel es malo, ese ya mató bastante, y ese sí se las lleva con vos y te va hacer pedacitos.
—Pues si y de todos modos ¿y qué voy a hacer? No me van a soltar, me han a hacer lo que ustedes quieran.
—Pues si pero yo te puedo ayudar —me dijo— para que este no te haga nada.
—No creo que me ayude —le dije— porque yo ya le dije lo que tenía, lo que yo sabía se los dije.
Pues ya llegó el otro y me dijo:
—¡Mirá te traigo un regalo!
—Aja —le dije yo—
—Bueno, ¿vos me dijiste que no tomas verdad?
—Si, no tomo…
—Pero hoy vas a aprender a tomar —me dijo— y te lo vas a tomar todito —me dijo—, una cantinflorada de… era… guaro.
"Ay" dije yo, hoy si me tocó; pues como las manos me las habían puesto detrás del respaldo de la silla donde estaba sentado, vendado y con las esposas, fue cuando me empezó a dar guaro, "púchica" dije yo, este ya… y como sin tomar agua en ese momento entonces sentí que me quemaba la garganta, cuando vio que yo quise escupirlo me pegó, "no hijuetantas, tragá, y te lo vas a tragar todito", pues obligadamente me tocó que tragar y tragar hasta que se acabó, púchica, pero en la misma dije yo "este ponerme bolo quiere, para ver si así les digo lo que no les he dicho", porque yo tenía conocimiento de donde había una bodega y todo pero como no hacía nada, les decía iban a hacer lo mismo así que pues, mejor aguantar, pues ya a las… vaya hay le seguís preguntando, le dijo al que estaba escribiendo en una máquina ahí. Bueno, llegó como a las 4 de la mañana
—¿Y qué te ha dicho? No —le dice— lo mismo, no ha cambiado, lo mismito a dicho—
—A pues es verdad lo que nos está diciendo— ya por ultimo llegó y me dice:
—Ya te vamos a soltar— me dijo.
—Bueno —le dije— ay vea… y vino y me puso fuego en los testículos, y yo solo me retorcía nada mas, y el riéndose "puta me huele a que alguien se está quemando" decía nada mas, "ah si este es el que se está quemando, regálame agua" y me echaba el agua en la cara. Ay decía yo, al menos prefiere uno que le hagan lo que le van a hacer de una vez y no que le estén haciendo las…
Pues ya, a las 10 de la mañana, me fueron a dejar, ya como a las 6 de la mañana, a las 10 de la mañana me volvieron a sacar, ya habían capturado a dos mujeres que estaban en el local donde nosotros, las habían capturado y venia una con una niña y ellas dijeron mi nombre de acá salvadoreño, porque ellas si conocía, jaaa ahí fue lo más triste, llegan más enojados:
—No hijuetantas nos habías metido el pico durante cuatro días y no habías dicho, ¡vos sos salvadoreño, tu papá es [...], tu mamá!….
Vaya dije…hoy si, y escuche que dijo uno: "no es que acaban de traer dos mujeres" ay dije yo, ellas son las que dijeron, porque ellas si conocían a mi familia y que sabían que yo era salvadoreño y comenzaron a darme que era maravilla. Bueno pero ya saben lo que saben le dije, lo mismo quedamos, más se enojaban cuando yo les decía. Ya a los 5 días, "te vamos a trasladar de aquí", me dijo, "a trasladarte vamos al Poy, y aquellos si te van a matar". Ta bueno, le dije, entonces me volvieron a montar en un carro y me llevaron para Santa Rosa de Copán, al interior del cuartel, ahí ya me tuvieron ahí, me tuvieron otros 4 días, ya total que llegue a los 12 días vendado y hasta ese día que me iban a presentar a la prensa según ellos para sacarle provecho a la… que yo dijera que de Nicaragua venía el armamento, para culpar a Nicaragua y que estaba tomando parte en la guerra aquí en el país, me dijo un oficial:
—Tenés suerte —me dijo— ya no te van a poder matar, te van a presentar a la prensa.
—Va pues si, ustedes son los que han decidido eso —le dije—.
Pues me sacaron ahí, y que estuviera haciendo como hacía para sacar yo los fusiles del camión, porque tenía ahí estaba la prensa, la televisión y toditito, pero adentro en el recinto del cuartel allá de Santa Rosa de Copán ya me hicieron hacer como estaba haciendo que estuviera metiendo ahí los mismo fusiles y los estuviera sacando así, bueno paso todo eso y me dijo:
—Bueno ya no te podemos matar y de ahí en la noche te trasladamos, porque nosotros ya no te vamos a tener aquí, hay si te matan, que te maten los mismo salvadoreños —me dijo—.
Y no, yo bien sentí cuando me tiraron en un carro boca abajo, me podía yo las calles, sentí que no venimos para el Poy sino que salimos para San Pedro Sula, y ya salimos como a las 8 de la noche y llegamos como a las 11 de la noche a San Pedro Sula, y ya me subieron a un lugar donde estaba la dirección de investigación, el DIN le decían ahí a esa zona , que era un cuerpo represivo igual que aquí, lo que era la DIC en su tiempo, y bueno ya les dijeron: "a estos no los toca nadie, métanlos en esta celda", pero ya ahí solo íbamos dos, los otros dos los habían sacado porque como yo había dicho que yo no los conocía, a pues a los 15 días a ellos los sacaron, al muchacho y al señor este; pues ya allá así dijeron, "estos solo están bajo vigilancia y control de la inteligencia militar, así es que no me los toca nadie"; nos subieron a la terraza del quinto piso donde estaba esa división. De suerte la celda donde nosotros permanecíamos solo habíamos tres, nada mas, si en las otras había hasta ochenta celditas chiquititas, que en la noche a hacer la cama humana decían, uno sobre el otro así, pues lo mismo, ahí nos tuvieron todavía vendados otros cuatro días.