Cástulo describe la masacre de Las Aradas sobre el río Sumpul en 1980, y comparte sus reflexiones generales sobre las consecuencias nefastas de la guerra.
- Capítulos:
- Capítulo 3: Los años de las guindas
- Testimoniante:
- Cástulo
Transcription
La guerra, yo, eso fue como por el ochenta y dos, sólo iba a pasar la masacre de Las Aradas, porque en el ochenta fue la masacre porque a los dos años fue eso.
[Y usted ¿estuvo presente en la masacre de Las Aradas?]
No, yo estaba en el Chichilco pero ahí íbamos nosotros a chapear al cerro, íbamos nosotros íbamos a asentar el asentamiento, pero nosotros como solo andábamos cuatro personas, nosotros nos fuimos a la tarde, entonces, nos vinimos de vuelta, en la noche fue la masacre y ya al siguiente día como a las ocho de la mañana estaba acá el vergo de helicópteros y metieron tropas de Honduras, para sostener a la gente y el ejército que venía de ahí, de ahí por todos esos montes, de Las Flores para acá avanzando hasta que se toparon a ese lugar que le dicen Las Aradas y donde acularon la gente al río estaba hondo, estaba creciendo, y una parte de la gente se ahogó, otra parte se le saltó al otro lado del río y el ejército hondureño lo echó de vuelta y el ejército salvadoreño matándolo ahí a la orilla del río, ahí son más de seiscientas personas que se murieron, sólo gente adulta, más los niños que quedaron ahí todos. Ya nosotros pasamos como a los ocho días, después de eso y se miraba una zopilotada, por eso le digo yo que una guerra en ningún país se puede desear una guerra, yo deseo que en ningún país vuelva a haber otra guerra porque eso sí es verdad, es la destrucción más grande que puede haber, sí.