La guinda de mayo

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Aminda describe cómo escapó durante la Guinda de Mayo, cruzando el río en cayucos y trasladándose de lugar en lugar.

Testimoniante:

Transcription

En el ochenta y dos cuando fue lo de la masacre. Nosotros nos fuimos para Los Amates, no sé si usted ha oído mencionar, pero estábamos... Nos mandaron de La Laguna para Los Amates unos doctores, como estábamos con los heridos... Había como una invasión. Había enemigos por todos lados, y nos llegamos a Los Amates. Cuando llegamos a Los Amates... No, a Santa Anita... Ahí nos quedamos con todos los heridos. Nos dijeron "bueno, ahora aquí nos vamos a quedar". Pero en la mañana nos mandan para Los Amates, y en Los Amates ya había enemigos, ya había soldados. Ellos nos pasaron en unos cayucos por el río, con todos los heridos. Pero para pasarnos ya después, ¿cómo nos íbamos a pasar, si ya el soldado estaba aquí y nosotros llegando con los heridos? Salimos de regreso. Nos dijeron: "Váyanse, porque si no aquí sálvese quien pueda". Se quedó mucha gente herida en ese momento, porque... Y ¿cómo íban a hacer? Ya estaba la invasión del ochenta y dos, del catorce de mayo, y ya así fue cuando estuvimos en una parte, estuvimos en otra... Volvimos a llegar al cerro Chichilco nosotros otra vez, que andábamos noche tras noche caminando con los heridos. En el día, medio se tenía que cubrír uno, porque tenía que pasar a veces por lugares donde había repoblación; y a veces no, en la noche tenía uno que caminar y empezaba el invierno, porque eso fue en mayo.
[¿La Guinda de Mayo?]
La famosa Guinda de Mayo... Así es que nuevamente íbamos y regresábamos, así en los campamentos que nosotros anduvimos.