Torturado por el ejército

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Celso relata cómo lo capturaron los militares y la Guardia Nacional y después lo torturaron.

Testimoniante:

Transcription

El caso mío sucedió cuando yo...me llevaron, el ejército. Yo estaba aliñando un tunco ese día, pero más que quizás el problema fue porque yo nunca podía agarrar el tunco en una casa allí enfrente. Vine yo y tenía una mi pistolita de ventidosito, le tiré un tiro. Ya así, ya cayó y ya me lo alcé y salgo para la casa a aliñarlo. Sí. Cuando al rato ya que lo había aliñado ya llegaron y a bueno: “¿qué andan haciendo?”, “no que a traerte venimos y que no es más”. Pues, ya me amarraron y ya allí empiezan a registrar todito, y de allí ya me llevaron, pues todo me quitaron, me llevaron para el cuartel que tenían allí en Patamera, porque yo allá vivía. Pues, vengo ya y de allí ya me tuvieron en la comandancia que tienen, ya me agarran a restregarme, hasta que me pelaron la cara para que no me conocieran toda la gente quizás. Pues de allí ya me dieron pa' Nombre de Jesús ya bajamos al oscurito casi. Ya allá por la orilla del Lempa decían: “¿por qué no tiramos a este hijueputa aquí en este rio?” decían. De allí le dijo otro: “no hombre ya llévemelo” le dijo “para el cuartel allá”. Allá le dieron al carro, e hicieron para el cuartel de la guardia, del soldado allí en Sensunte. Allí me tuvieron unos días, en la bartolina. Todos los días me tiraban una tarrada de agua. Un subsargento que había quizás me dijo un cabo: “va a venir un subsargento que ese es bravo, ese baña a todos los presos que están aquí todos los días” me dijo “para que no duerman”. Buenos pues pero, y va así así pues a los varios días ya me sacaron de allí. Me vinieron a recibir los de la guardia desde San Salvador. De allí ya me tuvieron ya otros días pero ya allí ya encadenado de los pies y de las manos como crucificado allí pues ya allí bien solo bien vendado allí no podía salir uno afuera ni nada ni mirar solo se oían los achaques de la gente que le daban se quedaba aquella gente allí muriéndose. Al rato ya entraba un carretón a sacarlo se lo llevaban pues ni modo uno no miraba y de allí se sentía que sonaba otras cadenas de otra gente que estaba allí a la par de uno y yo le pregunté un día a uno “¿de dónde viene usted, de donde lo han traído?” “De aquí del Paisnal”, me dijo. “Puya”, le digo yo. “¿Y por qué?” “que nos hemos robado un fúsil, dicen”, me dijo. Fue grandes patadas de que nos volamos por eso, por estar platicando. Bueno, se pasó eso y ya allí no podía platicar uno porque ya le pegaban. Sí. Que silencio todos allí. Ah, a los días, ya no supe cuantos días como vendado todos los días los mismo son, día y noche. No se supo cuánto. Pues, pasamos aquellos días y de allí nos sacaron de allí para recibirnos la policía. Allá empiezan también, fue llegando allá a una bartolina. Bueno, pero allí ya, cuando yo, cuando entré así de la grada ya como que me dijeron: “no hombre, no te aflijas, si de aquí vas a salir.” Sí. Yo bien alegre, a dormir llegué en la bartolina allí. Pues ya cuando recordé una botella con café había, bien tibito estaba el café y como uno no había comido yo lo sentí rico aquel café. Sí. Pues ya me lo tomé ya al rato llegaron otra vez a sacarme y empiezan: “hoy nos vas a decir qué es lo que hacías vos”, y yo: “quede voy hacer” decía yo, “no si ustedes eran los que hacían allá cosas”, me decían “¿no y qué haces?”. Y uno que ni sabe nada porque yo sin saberme ninguna letra siquiera y ¿cómo? Pues bueno pero que ellos renegando allí me ponían un cuchillo en el pescuezo, me ponían la pistola. Quizás, porque lo helado sentía uno, no sentía que cosa era, pero que lo helado sí que lo sentía como si era un cuchillo porque se sentía angosto, lo otro por lo ancho se sentía como que era el cañón de un fúsil o pistola. Bueno, pero de allí ya, así que lo golpeaban todo y lo empezaban a hacer tantísimas preguntas porque decían que de aquí había un don Neto que había ido a Cuba, que no sé qué decían, “esos es lo que está truchando a ustedes” decían. Sí. “Ese es líder que tienen,” decían, y el hombre pues si él platicaba que “era bonito que no sé qué” decía de Cuba. Sí. Pero no era que le decía uno cosa pero, bueno. Ah después resultaban con algún otro que lo llevaban allí. Y lo agarraron decían, en una manifestación decían, con propaganda decían. Allí es el litigio de ellos.