Élida relata que durante la guerra les tocaba realizar largas caminatas desde Arcatao hasta Chlatenango buscando víveres, además relata de una peregrinación que hicieron junto al párroco de Arcatao.
- Testimoniante:
- Élida
Transcription
Nosotros teníamos que salir también, desde aquí de Arcatao caminando hasta Chalatenango para ir a traer víveres para comer aquí. El puente del Sumpul todavía no estaba arreglado, porque ese fue destruido. Había una bajada nada más así y ahí tenía que bajar uno y subir. Y teníamos que viajar hasta Chalatenango caminando. Hubo una vez que tuvimos que ir en procesión, fue la primera vez que yo llegué a Chalatenango en procesión con San Bartolo, que es el patrono de aquí de Arcatao y fuimos con el padre Miguel y todos los peregrinos, de aquí de Arcatao fuimos en peregrinación hasta allá y fue, la primera vez que yo entré a Chalatenango, ya después de que salimos de las montañas. Entramos a Chalatenango cantando, yo sentía que, pues, nunca pensé, porque cuando estábamos en las montañas y andábamos en las guindas y todo eso nunca pensé, de que iba a llegar nuevamente a tener paz, llegar a Chalatenango así de esa forma. Entonces, para mí fue un gran logro el llegar a Chalatenango en ese momento, en esa peregrinación que entramos ahí a Chalate. Pues, pudimos llegar y no nos pasó nada, pues eso, fue un logro grande, porque nosotros decíamos a veces que “nos van a capturar” o algo así, pero gracias a Dios no pasó nada, no habían retenes. Pero tuvimos muchas dificultades, en ese año porque no era fácil pasar alimentos a veces para acá. Si se traía azúcar, se traía maíz, se traía cualquier cosa no era fácil pasarlo. Decían que venía para la guerrilla. Había veces que también en los retenes decían que no pasaba.