Interogación en Honduras

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Edwin relata el largo proceso de su captura y interrogación en Honduras.

Testimoniante:

Transcription

"[¿El ejército hondureño estaba conspirando también con el ejército salvadoreño?]
Si es que si formaban parte, tenían coordinación, porque habían operativos que el ejército lo hacía en esta zona y ellos también formaban parte de unos cercos militares en toda la zona fronteriza para evitar que la gente incursionara a territorio hondureño. Entonces ellos si sabían, y entraban muchos patrullajes aquí a las zonas guerrilleras, porque a mí me dijo un sargento “allá afuera la calavera amigo, puta…” me dijo, así con esas palabras, y es cierto, ya me había ayudado varias veces, yo le daba ride en el camión, me ayudaba hasta a descargar la mercadería en las tienditas donde yo vendía.
-Me acaban de matar a mis elementos en el cerro Chupamiel -me decía.
-Bueno y que van a hacer ustedes allá -le decía-, no les corresponde.
-Nombre, ¡nos mandan! -me dijo- y nos fuimos a meter a un campo minado, ahí me mataron dos, otros heridos, algo de miedo –me decía nada mas,- puta… anantes no nos tiraste en un barranco, nos andabas en el campo.
Una vez jalé como 18 de ellos yo en el camión, y eso les daba más coraje a ellos, “nos anduviste en el camión, anantes no nos desbarrancaste”, pero ahí me tuvieron, ya después me dejaron ahí ya. Me tuvieron 45 días en… ahí, después de haberme presentado a los medios de prensa, fue cuando los derechos humanos empezaron a investigar si estábamos en algún tribunal nosotros, porque estábamos todavía en calidad de desaparecidos, fue cuando nosotros habíamos ahí. Había un soldado… un policía era, que era el único que nos daba un pedacito de tortilla cada ocho días cuando a él le tocaba cuidarnos ahí en la terraza arriba, de ahí nadie nos puede llevar porque si no era tomado en cuenta que era de los colaboradores de la guerrilla.
Pues ya no… bien me recuerdo cuando me decía “vaya guanaco, parate, vas a hacer tantas flexiones” y yo sin comer, si yo era un muerto en vida, lo más que pesaba eran unas 75 libras, y yo bien me veía todo… solitito me veía todo así, y yo queriéndome detener en la pared porque inmediatamente me mareaba, me estaban torturando y sin comer, hasta al fin llegó un capitán y le dijo:
-Bueno y quién los ha estado maltratando –dijo.
Fulano –le dije yo. Bueno ya lo llamo y le dijo:
-Mirá vení, -le dijo- yo no quiero tener ninguna mancha –le dijo- como jefe, mancha con los derechos humanos –le dijo- el día de mañana los sacan –le dijo- y no quiero que yo vaya tener mancha en mi expediente –le dijo- y te voy a enseñar lo que no te gusta hacer y te lo voy a hacer a vos –le dijo; y lo puso a hacer al mismo policía, cosas.
-Y te lo voy a hacer peor, cuando te mandamos para acá te mandamos a cuidarlos, no a que los maltrates –le dijo-.
Vaya, dije yo, todavía hay gente con humanidad dentro del ejército.
No si cuando ya a los 45 días que nos dijeron ”bueno, los vamos a sacar”, bueno pero un día antes de eso viene y me dice:
-Vení –me dijo.
Ya me sacaron nuevamente, me vendaron y me sacaron, bien sentí que bajamos 3 pisos por las gradas, ya me dijeron:
-Ahí tenemos a Juan –me dijeron, que era el encargado que yo tenía en Honduras, ya lo habían capturado también, y comienzan.
-Mirá, ¿dónde está el camión?, el pick up Mitsubishi.
-No, yo no tengo un Mitsubishi.
-Como no vos lo manejaste –me dijo.
-En este fuiste a dejar a Salvador Guerra –me dijo-, un comandante que tuvimos nosotros, que lo trasladamos de Nicaragua para acá y yo lo había traído, yo no le había dicho “yo manejé el carro” ni nada, yo no me hice cargo mas que solo el camión que me habían agarrado.
-No –me dijo- si vos también tenías otro pick up en la casa también, un Datsun.
-No –le dije yo.
-¡Cómo no! Si ahí tenemos a aquel, y aquel ya cantó que vos eras el que pasabas-, y ya oí que pujaba el otro en otro cuarto.
Vaya, dije yo, hoy si ya… este vino a decir lo que yo había aguantado tanto tiempo… y ya me dijeron:
-Vaya, híncate allá-, y ya me hincaron vendado, me amarraron las manos y encima las esposas, ya me ponían el pie acá y me jalaban los brazos para arriba.
-Hoy caminá, y así derecho, no te detengas-, y caminaba hincado a pegar contra las paredes verdad.
-Hoy da la vuelta, dale de regreso-, me tuvieron cinco horas hincado, después de eso me enseño…
-Vení, te voy a enseñar algo.
Había logrado conseguir una foto de mi hija, ella tenía 8 años, me la enseño y me dijo:
-¿Ella es tu hija?
-Sí –le dije yo.
-¿Y la querés?
-¿Y usted tiene hijos? –le dije yo así.
-Sí, ¿porque?
-¿Y usted los quiere?
-¡Yo te estoy preguntando tal por cual! Y me daba con un palo, que la cabeza así: ¡zaz! Y yo que solo me tocaba la de mover mas la cabeza porque… Bueno pero la cosa es que ahí me tuvieron y cinco horas, vaya dije yo.
-De todos modos ya saben lo que saben y no tengo porque andar callando. Si, es verdad -dije yo-, fui a San Salvador a tal lugar, pero fue única vez.
-A pues si, imagináte cuanto tiempo habías aguantado y no habías dicho.
Ya a las cinco horas cabal le dijo: “vaya ya anda déjalo de vuelta”.
-Parate –me dijo,- como sabía que no me iba poder parar, cuando yo logré poner los pies de un solo caí abajo, y ya me dice:
-Levantálo, llévenselo- y me llevaron de a rastras. Me fueron a tirar a la celda y me dicen que estaba cuidando el que siempre nos regalaba la mitad de la tortillita, que él se la quitaba a los demás, a los ladrones que tenían en la otra celda.
-Me da no se que, me duele –me dijo- ver eso –me dijo.
Y fue donde él me confesó…
-Si yo soy salvadoreño también –me dijo el policía-, y era familia del profesor Chinchilla, uno que mataron –me dijo-, que era de Yurique, y él era de apellido Chinchilla también, y me dijo:
-Yo me vine para acá -me dijo, y me contó la historia de él- me vine para acá y anduve metido en unas ondas hasta que me capturaron y para que no me hicieran nada he colaborado y formo parte de este mismo cuerpo -me dijo-, pero me duele -me dijo- lo que hacen con la gente.
Era el único que nos ayudaba, a los ocho días que lo cambiaban a cuidarnos ahí, fue cuando después nos trasladaron al presidio a presentarnos aquí al departamento de Gracia de Lempira, pues nos acostaron ahí… bueno y en ese momento que nos tenían estaba ese que nos maltrataba mas, se aprovecho de una de las mujeres que estaban ahí, osea que en la noche la… prácticamente la violó porque no iba a ser de gusto de ella, una muchacha que tenía 17 años, ahí la violaron, yo me di cuenta a los ocho días de eso porque me contó el mismo policía eso.
-Púchica -me dijo Argueta, que era el apellido del policía ese- ¡me dan ganas de darle! porque no es justo lo que han hecho con la muchacha.
-Así son los cuerpos -le dije yo- represivos, no hay que esperar nada bueno de ellos.
Pues a los… ya después de eso si ya sentía mucha presencia de los derechos humanos, grupos internacionales también verificando dónde estábamos presos; porque después de ser presentado, 45 días fuera de los tribunales, ya empiezan a decirles verdad, que estaban violando los derechos humanos, y nos trasladaron ya para Gracia. Nos subieron al camión, pero le habían echado cal a toda la cama del camión y eran 5 horas de San Pedro Sula hasta Gracia, rebotábamos en aquel camión y la nariz y los ojos llenos de cal, y la niña chiquita, la niña que tenían un año también absorbiendo la cal, si cuando llegamos nosotros ahí nos bajaron que… No, yo quería ir al baño a orinar y le dije al señor juez.
-Vaya quítenle las esposas -dijo-, ya usted no tiene nada que ver con ellos aquí nos…
¡Yo sentí indignación! Del juez vea, de ver en las condiciones en que llevaban la niña también, no se le veía la nariz llena de cal a la niñita y nosotros también, que pasé más de media hora queriendo orinar y no pude porque tancado sin poder orinar de todo lo que habíamos…
-Vaya -dijo el juez- aquí ya están bajo orden del tribunal y ya más maltratarlos, ya no van a poder.
Pues ahí nos tuvieron, nos pasaron ya al presidio, mandaron a llamar al jefe del presidio: “vaya estos son unos reos y los van a dejar ahí, déjenlos que se aseen y todo” y ya… y yo todavía porque se me había crecido al barba, ahí si me veía como que era, de lo tanto que ellos nos hacen alarde, que éramos barbudos, que todo eso, pero ya me dijo el jefe ahí:
-Si queres andá bañate- y me prestó una prestobarba, ya me rasuré, y nos consiguieron, nos regalaron ropa para cambiarnos, y ya me dijo el jefe del presidio.
-Mira, aquí ya yo mando, mas aquí no te pueden hacer nada y cualquier cosa que necesiten aquí… - y nos consiguieron colchonetas y ya… nos atendieron bien ahí ya en el presidio. Y ahí estaba trabajando un doctor ahí en el… que yo lo había conocido cuando era muchacho, como mi familia siempre han tenido amistades aquí en los pueblitos fronterizos, y oyeron cuando nos sacaron la prensa verdad y Fulano y que era de Arcatao y la curiosidad de él, y le dice al jefe del presidio:
-Han traído unos muchachos y dentro de ellos hay uno que yo creo que lo conozco, ¿crees que lo puedo ver? Y me dijo:
-Mira ahí está un doctor que posiblemente te conozca y conoce a tus papas y te quiere venir a ver.
-Si me da permiso -le dije- ta bueno. Cabal si yo no perdía que él era.
-Púchica como estás -verdad- cualquier cosa que necesites yo ahí estoy a la orden, yo vivo aquí, tengo un consultorio, ahí decíle al jefe, somos amigos, cualquier cosa yo te puedo ayudar.
Pues logré, tenía eso yo, que me podía relacionar con la gente, me hice amigo del jefe del presidio, me hice amigo de un diputado, y ahí me llegaban a visitar, me sacaban a la oficina a platicar con ellos, a que viera televisión con ellos, total que después el jefe del presidio me dijo:
-¿Y vos jugas fútbol?
-Ah, no es que sea bueno pero si me gusta -le dije-.
-Ah pues -me dijo- conseguite una calzoneta y te vamos a sacar a jugar. Y me empezó a sacar en la tarde, primero llevaba hasta un custodio que nos cuidara, ya después me dijo:
-Nombre y vos qué te vas a ir, vos aquí tranquilo con él.- Nos íbamos en short con él, logramos mantener una relación bien buena, ya no era ni de preso con jefe sino que… después me dijo:
-Nombre fijate que yo he tenido eso, porque a vos te considero un amigo como que desde antes nos hemos… -Pero me contó también la historia, que los papás de él eran salvadoreños y habían sufrido también la represión, y huyendo de eso habían llegado a la ciudad de Gracia, entonces que…
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