Narrativa de desembarcos desde ’85. Pasó un susto muy grande con su pareja, quien ella pensó había muerto cuando a todos los llevaron a la iglesia.
- Testimoniante:
- Margarita
Transcription
ya en el 85, ya fue que hubieron los desembarcos aquí en Arcatao, y todo eso, verdad, porque yo ya no quería estar allá, y entonces me vine porque ya tenía otro, lo tenía el otro niño, el Oscar, entonces ya tenía dos, verdad, ya en el '85, ya tenía otro, ya eran dos, y más, era más difícil sentía yo, para andar. Y como el compañero que tenía de vida, pues el andaba también incorporado, entonces cuando eran las retiradas, me tocaba solita. Entonces yo ya me sentía desesperada, y como ya habían como los espacios, de que si uno haciéndose el fortón, podíamos irse…quedando aquí en Arcatao verdad. Entonces me vine para acá, y aquí le hice frente cuando fue el…un desembarco que hubo aquí, que fue el “Carreño” que le decían. Entonces, este aquí lo pase, verdad, y… esa vez fue bien difícil también, porque este… el compañero había venido, se había quedado en la casa y para que le hiciera comida y llevar comida, verdad, porque ya se rebuscaba un poquito más aquí uno, y a las cinco de la mañana, bueno, yo me había levantado como tipo cuatro de la mañana, a moler en la piedra, y ya como amaneciendo el día, como a las cinco, ya venían todos los helicópteros, verdad, de un solo fue así, para caer, verdad, cuando venimos a sentir, todos estábamos encañonados ya en las casas, ya los soldados, y allí ¿para dónde se iba a correr?, entonces fue bien difícil, porque el compañero, salió así, atrás de la casa, que era una salida que había a otra casa que estaba allí a la par, y había una allí casa con tusa, que habíamos destusado un puño de maíz, y entonces, y como no les dio chance, entonces se metieron allí a esa casa vieja, porque no había gente allí, no que era una casa vieja así. Se metieron con otro compañero allí, y se metieron de barriga allí y se enterraron con tusas, y se quedaron allí. Y a nosotros nos llevaron para la iglesia, encañonados, el boyo de masa allí quedo en la piedra, y a nosotros nos llevaron a todos para la iglesia. Entonces yo decía, bueno, yo estaba clara y consciente de que a él lo habían matado, verdad, porque solo se salió y ya estaban allí, nos tenían encañonados a nosotros allí, entonces ¿Que podía esperar yo? Yo estaba segura de que lo habían matado. Entonces, y allí nos encerraron en la iglesia, y allí estuvimos todo el día, hasta como a las dos de la tarde, verdad, y allí es donde mataron bastantes compañeros también, porque los sacaban, y los golpeaban, los sacaban afuera de la comunidad y los mataron pues, aquí alrededor del pueblo, y a los niños los apartaron, para sacarles verdades, que si ¿Quiénes eran guerrilleros?, que si ¿Habían mujeres que habían andado afuera? O ¿Quién era la mamá? O qué se yo… les ofrecían dulces para engañar a los niños, verdad, y entonces…y yo tan afligida allí porque como ya mi niño el primero que ya tenía cinco años, verdad, entonces este…no quiero ver…tenía ocho, nueve años tenía ya el primero, entonces claro que podía decir cualquier cosa, ya ofreciéndole dulcitos allí y todo eso. Pero gracias a Dios quizá él no dijo nada, pues no dijo: "el compañero de mi mamá si allí estaba en la casa," nada verdad, no dijo nada. Pero así trataban de engañarlos para ver que ellos sacaban y matar más gente, sacar más información y todo eso. Pero ya tipo dos de la tarde, ya fueron retirándonos y ya la gente, ya nos fuimos saliendo para donde…las casas donde estábamos y ya yo, sólo llegué a la casa y le dije a la otra compañera que estaba allí en la casa: “Yo voy a ir a buscar a Vicente”, le dije yo, “porque aunque sea los pedazos tenemos que ir a recoger para enterrarlo, porque ¿Qué vamos a hacer, si no nos queda otra?” le dije yo, porque eso está seguro, que lo han matado, verdad, entonces llegué yo, y ya digo a ver para arriba y todo eso, primero fui a asomarme a la casa, verdad, y ellos este… cuando oyeron la voz de nosotras, como allí estaban, se pusieron tan alegres, verdad, que también nosotros habíamos regresado, y ya yo fuí a ver…y ya los vi que se salieron de allí, y yo los veía y parece que era mentira, verdad, que estaban vivos, porque yo estaba segura, de que sí, los han matado, entonces ya así verdad nos fuimos quedando, y me fui quedando aquí en Arcatao, pero eso fue el ochenta y…el 86 fue ese desembarco, verdad, entonces, y después que yo decía que quizá estaba embarazada otra vez, y ya con el otro que tenía tres años nada más, y el otro nueve años… ¡Ay no!, que difícil, verdad, entonces y mejor decidí irme para Mesa Grande, verdad