22 días sin comer

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Rosa comenta que durante la guerra le tocó pasar junto con su madre 22 días sin comer.

Testimoniante:

Transcription

Recuerdo una vez que mi mamá consiguió un poquito de maicillo, lo revolvió con mamón de huerta e hizo las tortillas, donde yo le decía “mamá, no me gusta, no quiero” porque yo sentía que si me las comía, me quedaba carrasposo el cuello, el pescuezo, entonces de que, cosas de que uno, niño, que uno no sabe ni por qué anda sufriendo, pero hay cosas de que aunque tenga gran hambre no puede comérsela uno, sí. En ese tiempo era solamente para saciar el estómago, para este, para tener un poco más tranquilo el estómago, pero, es bien difícil, sí, pasar veintidós días sin comer en un tatú.