El siguiente es un mensaje del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington, hogar institucional de Oraciones Incompletas.
En algún momento entre el 15 a 18 de octubre, la oficina de la Dra. Angelina Godoy, Directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad de Washington fue allanada por personas desconocidas. Fue robada su computadora, además de un disco duro, el cual almacenaba alrededor del 90% de la información de nuestras investigaciones relacionadas con El Salvador. La mayoría de esta información la tenemos respaldada; lo que nos preocupa no es lo que hemos perdido, sino lo que otros pueden haberse llevado: los archivos incluyen detalles sensibles de investigaciones pendientes, incluyendo testimonios de víctimas.
Esto podría ser, por supuesto, un acto de delincuencia común. Pero nos preocupa que también podría ser una represalia por nuestro trabajo. Hay aspectos del crimen que apuntan a un incidente inusual. Primero, entraron sin forcejear la puerta, y la oficina fue registrada sin aparente apuro; las cosas fueron dejadas en su lugar, y la puerta cerrada con llave al salir, lo cual es poco característico de los robos oportunistas que a veces suceden dentro de la universidad. La oficina de la Dra. Godoy fue la única allanada, aunque está situada en medio de un pasillo con múltiples oficinas, todas con computadoras. También, el disco duro no tiene un valor de reventa apreciable, entonces no parece haber razón por llevarlo si no fuera para extraer la información que contenía. Finalmente, que esto suceda a pocas semanas de la amplia cobertura recibida por nuestra demanda en contra de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos, la cual busca la desclasificación de documentos relacionados con un presunto perpetrador de graves violaciones a los derechos humanos en El Salvador, invita a la duda acerca del móvil del allanamiento.
Hemos estado en comunicación con algunos colegas en El Salvador, muchos de los cuales han enfatizado las similitudes entre este incidente y los ataques experimentados por organizaciones de derechos humanos salvadoreñas durante años recientes. Aunque no podemos descartar la posibilidad de que haya sido un incidente de delincuencia común, estamos profundamente preocupados por la posibilidad de que esta vulneración de nuestra seguridad informática pueda incrementar la vulnerabilidad de los y las defensores de derechos humanos salvadoreños con quienes colaboramos.
Nos agrada la respuesta de las autoridades de la Universidad de Washington, quienes están investigando el incidente como un asunto con posibles implicaciones serias de seguridad, y quienes aconsejarán al Centro sobre la implementación de nuevas medidas de seguridad a futuro. También estamos agradecidos por los mensajes solidarios que hemos recibido de colegas acá y en El Salvador. Nos comprometimos a redoblar nuestro compromiso con la educación en acción en la Universidad de Washington, y a fortalecer nuestros lazos con defensores de derechos humanos salvadoreños/as en la búsqueda de la verdad, justicia, y reparación para los y las sobrevivientes de crímenes contra la humanidad.